Foro Nacional, Muestra Agrocultural del Macizo e Intercambio de Experiencias “Campesinado, economía solidaria y paz con dignidad: Retos y Proyecciones”

Hablar de paz, de acuerdos y de expectativas ante la llegada de un nuevo gobierno, no tendría sentido amplio y de cumplimiento de propuestas, si esas palabras no pasan por la situación que afronta el campesinado colombiano, pues en el marco del conflicto armado que ha vivido el país y de las desatenciones de gobiernos anteriores por su situación, es el sector que en su diaria labor de cultivar y cosechar “ha llevado del bulto”, hasta el punto en que seis años después de la firma de los acuerdos de La Habana, este mismo campesinado busca ser reconocido por el estado como sujeto de derechos.

Precisamente, a pocos días de la celebración de la Convención Nacional Campesina en Bogotá, en donde el Comité de Integración del Macizo colombiano, Cima, participó con un documento de propuestas y compromisos de doce puntos para que sean tenidos en cuenta en el Plan nacional de Desarrollo 2023-2026, llega un nuevo espacio de conversaciones, de reencuentros de organizaciones sociales y de puntadas gruesas sobre la situación del campesinado, esta vez en el marco de la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos; en esta ocasión con el propósito de sacar al final de la jornada, un manifiesto a partir de propósitos comunes.

Y como cada año, desde el Cima y su proceso agroambiental también se aprovechó la realización del mercado campesino, de la presencia de lideresas y líderes maciceños, de invitados de organizaciones sociales, de académicos y de quienes están al tanto de los procesos de diálogo, para sentarse ante un auditorio lleno de expectativas y ayudar a construir ese camino del que tanto habla el gobierno actual, la paz total.

Todas y todos llegaron al auditorio de la Facultad de humanidades de la Universidad del Cauca y luego de escuchar a los ponentes mediante la figura del panel, llegaron a sus manos las preguntas del auditorio, inquietudes que siempre cruzaron el camino del conflicto armado, de los miedos del campesinado, pero también de la fortaleza organizativa, de cierto optimismo que le ha permitido hacerse sentir y exigir ser reconocido, que la guerra mermó y hay espacio para proponer, para darle un sentido grande a su oficio de sembrar comida.

Entonces el nombre del evento tomó color, en la medida en que cada exposición destapaba
facetas de unos diálogos, de unos acuerdos y de esa búsqueda de la paz entre las Farc y el
gobierno que no se conocían, para luego coincidir en puntos comunes como el de crear un espacio regional y nacional de encuentro y reflexión de diferentes organizaciones sociales, de economía solidaria y cooperación con propuestas de bienestar y dignidad para comunidades del Suroccidente y de otras regiones de Colombia.

De la misma manera, como campesinado, pronunciarse como actoras y gestoras de Paz y del Sector de Economía Social y Solidaria del Suroccidente y otras regiones del país. Aspectos en los que coincidieron los participantes en el evento y poder construir un manifiesto que se resume en ese ejercicio de compartir la palabra, ideas y propuestas: Requerir al gobierno por una acción decidida para el reconocimiento adoptando la Declaración Universal de ONU de los “Derechos del Campesino y Campesina, y otros pobladores rurales”, esa como una labor a seguir.

 

 

Así mismo, con el llamado al nuevo gobierno a Exigir la construcción concertada de Políticas Públicas Diferenciales para el Fortalecimiento del Modo de Vida Campesino y de las Expresiones e Iniciativas de Economía Solidaria, como aspecto a destacar en un segundo punto.

Y por último, en cuanto a la Implementación del Acuerdo Final de Paz, y la Construcción de Paz Completa se propone orientar “Diálogos Sociales hacia un nuevo Pacto Social y Político de País desde las comunidades y territorios, que en pocas palabras significa construir paz desde el campesinado como víctima de la violencia que ha padecido el país”. Es el campesinado quien conoce del conflicto armado como actor sometido entre los bandos, pero que necesita ser escuchado desde su reconocimiento y ello hace parte del manifiesto al final del foro.

Organizaciones campesinas, afros, indígenas y de pactantes de paz de Cundinamarca, Huila, Putumayo, Valle, Cauca, Chocó con el auspicio de la Cooperación Sueca y el Fondo Fiduciario Europeo para la Paz en Colombia a través del Programa “Aremos Paz”, se juntaron esta vez para pronunciarse en un escenario de promoción y visibilidad a las diferentes apuestas de las organizaciones asistentes a través de sus propuestas, productos y servicios que ofrecen. Por ello a las afueras del auditorio estaban las mesas exponiendo las iniciativas y las ofertas productivas, como señal de que más allá de la palabra y del manifiesto hay un quehacer que busca ser reconocido.

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