“Que las víctimas del conflicto armado, que los homicidios, vengan de donde vengan y que las masacres que ocurren en el departamento del Cauca, dejen de ser una cifra más en los informes de las organizaciones de Derechos humanos, entidades gubernamentales y en las noticias de los medios de comunicación y comprendamos que esas estadísticas pertenecen a víctimas que hacen parte de un territorio, que son liderazgos, que tienen una historia de vida que les fue arrebatada”.
El anterior párrafo corresponde a manera de conclusión, a una expresión escuchada durante la entrega del informe de Derechos humanos 2022 por parte de la Red por la Vida y los Derechos Humanos del Cauca ante más de un centenar de integrantes de organizaciones sociales, campesinas, afrodescendientes e indígenas y de instituciones como la MAPP-OEA, la Personería municipal de Popayán y la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
El evento, que se realiza desde hace más de quince años como observatorio de Derechos humanos pretende, desde el análisis de coyuntura regional, el mapeo y contexto en donde se presentan hechos victimizantes, además mostrar no solamente las circunstancias y participación de actores en cada hecho, sino también la afectación en lo organizativo, lo comunitario y el bienestar de cada liderazgo, de cada familia.
Es de anotar, que, si bien el informe presentado encierra unos datos a la fecha, como lo son 533
homicidios y 14 masacres a noviembre 30, no es información definitiva y llena de dolor para el cierre del año 2022, pues queda gran parte del mes de diciembre para consolidar el análisis y los datos.
La presentación del informe anual de la Red por la Vida y los Derechos humanos del Cauca, coincide con la celebración del Día de los Derechos Humanos que se celebra cada 10 de diciembre, día en que, en 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos.
A la Red por la Vida, como el observatorio de derechos humanos y organizador del evento, confluyen cerca de doce organizaciones entre las que se destacan, el Cric, la Ruta Pacífica de mujeres, Cococauca de Guapi, Ordeurca, entre otras. Organizaciones que se hicieron presente en un evento que tuvo como escenario el auditorio de Sintrabecólicas en Popayán y que al final de la jornada dio espacio a integrantes de algunas de ellas para expresar sus opiniones no solo en torno al informe, sino también al momento que atraviesa el departamento en el tema de Derechos humanos, más cuando en este momento la propuesta de gobierno enfoca su preocupación en la paz total.
En esta ocasión, el informe anual no deja de sorprender a quienes participaron en el evento, pues más allá de leer la cifra de 15 líderes sociales asesinados en el Cauca en este año, también implica asociar estos eventos trágicos con sus familias, a sus procesos organizativos y el exigir ante todo, el respeto por sus derechos y la vida misma.
Si bien el país viene de un proceso de paz firmado en el 2016, con unos acuerdos que involucraba a una insurgencia con más 50 años de recorrido, el departamento del Cauca siempre fue y sigue siendo, el escenario propicio para que el conflicto armado subsista, en razón de sus condiciones geográficas, pero también por un marcado interés en el narcotráfico; de ahí que seis años después de unos acuerdos permanezcan en la región al menos cinco agrupaciones armadas que han incrementado en el mes de noviembre su accionar, como es el caso de lo ocurrido en el municipio de Buenos Aires (noviembre 5 y 6) donde perdieron la vida seis integrantes de la fuerza pública.
El informe de la Red también recoge la situación de conflicto interétnico que se vive en el departamento, originado por el tema de tierra y su uso, en donde las tensiones entre indígenas y comunidades afro, entre campesinos e indígenas, dejan algunas víctimas. Y aunque el gobierno nacional a través de la ministra de agricultura y el ministro del interior han mediado, la problemática se mantiene.
Por ahora, tal como lo expresó uno de los participantes en el evento, es de destacar la labor organizativa desde cada grupo vinculado a la Red por la Vida, pero también hacer un llamado a encontrarse nuevamente en un tiempo más corto y poder hacer un seguimiento al ejercicio como observatorio en un momento en que la paz lo exige.